Apareció de manera más o menos coetánea a la rueda y también en Mesopotamia. Cambió el desarrollo del trabajo del campo para abrir huecos y mover la tierra. Sin duda uno de los inventos más importantes de la historia, ya que permitió la evolución de la agricultura.
Se tiene antecedentes de que los primeros arados, conocidos como tales, datan alrededor de 3.500 años
antes de Cristo. Fueron las civilizaciones situadas en Oriente Medio donde los pueblos de Mesopotamia llevaron a cabo la labor de inventar este instrumento. En concreto las civilizaciones entre el Éufrates y el Tigris.
Estos ríos
fertilizaban las tierras y regiones por las que iban transcurriendo. Gracias al
agua los pueblos asirios y los caldeos obtenían gran parte de su riqueza de la
rudimentaria agricultura que practicaban por aquel entonces. Los trabajos duros
hicieron que intentaran utilizar un aparato que les ayudaba y simplificaba
bastante su labor de siembra.
Los primeros instrumentos que se parecían a los futuros arados estaban realizados completamente en madera: utilizaban ramas de una sola pieza que se asemejaban enormemente a la forma de los arados tal y como luego los conoceríamos. Eran ramas con forma de horquillas y ellos se ayudaban de animales para tirar de ellos. Pero incluso muchas veces ellos mismos tenían que tirar de esos primeros arados ante la ausencia de animal que poder utilizar.
Al principio para
abrir el surco en la tierra el hombre era el que tiraba de ese artilugio recién
encontrado. Sería mucho más tarde, alrededor del año 3.000 antes de Cristo
cuando comenzaron a utilizar con mayor asiduidad los animales. Hablamos de los
bueyes, un animal fuerte y tranquilo que cuadraba a la perfección en la función
de tirar del arado.
Fueron los
romanos quienes añadieron a esos arados una pieza fundamental para facilitar el
realizar los surcos: las cuchillas de hierro que ahondaban en la tierra. En la
Edad Media se comenzó a usar el arado con rejas y cuchillas, sobre todo en los
suelos más duros en las zonas del interior de Europa.
En 1730 un
holandés llamado Joseph Foljambe construyó en Inglaterra el arado denominado
Rotherham de forma triangular y mucho más práctico y sencillo para realizar las
labores de siembra. Este momento fue el marcó el comienzo en la fabricación
industrial del arado.